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lunes, 17 de noviembre de 2025

"SARITA ERA UNA SANTA




   Pinchen, ¡por favor!, para ver esa foto mayor. El traje de novia se lo hizo ella. Luego lo arregló para ser un vestido de calle. Waldino Chimeno Modroño, "Tito", nuestro padrino, nos llevó, al salir de misa, a Zamora, a hacernos la foto.

    Nuestra nieta Inés tiene, en sus preciosos 19 años, un gran parecido con su abuela.

     ( Rememoro a Gabriel y Galán),"El ama era una santa  me dicen todos cuando me hablan de ella. Santa, santa, santa me ha dicho el viejo señor cura de la aldea,..."

    A mí me lo están diciendo todas las personas cariñosas en llamadas de teléfono, en Wassap, en visitas a casa: "Sarita, mi catequista, era muy buena". ¡

    Cómo agradezco tantas muestras de cariño! No quiero citar nombres porque la lista es la larga y alguno quedaría fuera: personas de Villalpando que están fuera, de la comarca, del pueblo...

    Miren el ejemplo con un drogadicto que cuenta el sobrino de Murcia. Aquí, nuestra casa siempre estuvo abierta a todo el mundo. A más de un transeúnte que venía por las monjas, les dio de comer. En una ocasión eran dos, cuando la crisis del 2.008. Uno español y el otro magrebí. Les dio de nuestra comida. Recuerdo teníamos cocido. El musulmán, aunque intenté convencerle de que a Alá le daba igual comiera o no de cerdo, rechazó el chorizo, el tocino, el espinazo. Sarita el frio dos huevos. 

  Podría contar muchos más detalles. Un búlgaro que vivía en Cerecinos nos tenía cogidas las sobaqueras. Siempre con zalameros gestos de agradecimiento.

     A Sarita la bondad le viene por vía materna. Los apellidos de su madre, Alonso Núñez, y viceversa, procedentes de tres enlaces matrimoniales entre tres y tres hermanos hermanas, fueron, son de buena gente. Recuerden, si no, a Manolo y Aurelio Núñez Alonso, a Bastían, a la señora Ángela, "la Pachica", a Lucía, la de Pelesín, madre del conocido cura Bariego Núñez; a Conce la de "Tinajo"; a Dionisio Boyano Núñez; a Anita, la de Rupidera; a todos mis tíos "Maragatos", que tienen el mismo Alonso. Los  abuelos maternos de Sari, Eulogio "Cabrito" y el mío, Eustaquio, eran hermanos.

    Sara madre bien que ayudó a vecinos necesitados. A la "Pascua", cuando regresaba de la dehesa con el haz de leña, y lo había vendido en alguna casa: -"¡Anda Sara!, dame un cuartillico de vino, que es la sangre de Nuestro Señor Jesucristo". Bajaba a la bodega y le espitaba la jarra de barro: -"Ten mujer, con este cacho de pan y tocino, y pasa a la lumbre a secarte". Y le ponía unos palicos de manojo. -"Eres muy buena. Si no me hubieran matao al hijo..."

    Casarse con el más pobre de todos sus pretendientes, destrozado anímicamente por las secuelas de una bronconeumonía, fue un acto de caridad supremo. ¡Qué muestra más inmensa de amor! ¡Cómo no voy a llorar!.


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