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lunes, 17 de noviembre de 2025

RECUERDOS.

 

    Me anima el último comentario que he recibido y no contestado (lo hago ahora) a que "siga escribiendo, que eso puede ayudar a la gente a ser más buena". Ese deseo de bondad inunda mi ser. Además no puedo, ni quiero escribir de otras cosas. La vida de Sarita es un ejemplo de bondad. Miren lo que cuenta el sobrino de Murcia.

    Lo que más me hace llorar es el recuerdo de las dificultades económicas, de que con valentía ella las iba superando, de como me sostenía anímicamente.

    Aunque siento cierto pudor por revelar intimidades, aunque conocidas por los de nuestra generación, les voy a ir haciendo más confidencias.

    Nos casamos por amor, sin tener resuelto el porvenir. El año anterior, por culpa de una bronconeumonía, perdí una oposición de la que sólo me faltaba el tercer ejercicio, que era de trámite. Me quedó destrozado el sistema nervioso. Por otra parte no iba a ser una excepción: todos los jornaleros y los pequeños labradores se casaban sin tener otra cosa que sus brazos. Nosotros, por lo menos, teníamos una casa, ésta, que hemos reparado y reconstruido mucho, en la que me crie, en la que vengo viviendo casi toda la vida, por aquel entonces con mis tíos Petra y David Modroño.

    El negocio de la aguardientería, sobre todo en los años de la posguerra y II Guerra Mundial, había sido próspero. La materia prima (madres y orujo) abundantes, cuando los majuelos rompían la monotonía del cereal en todos estos pueblos y las bodegas se llenaban de vino; de alcohol había mucha demanda.

    Daban las alquitaras, en Cerecinos, Fuentes de Ropel y Villalpando, para vivir tres familias. Puede que mis abuelos, trajeran unas pocas perras de la Argentina. Lo justo para comprar una casica en la calle Limpia, que ni casa tenían. Sé que mi padre, el mayor, de mozo, trabajó algunos veranos en la recolección, en casa de los Piteras.

    Consiguieron ahorrar para comprar una alquitara, un carro, una mula y unas cuantas "pipas" (toneles) en que transportar "las madres". Había que meterse en las cubas para sacarlas.

 (Continuará) s.D.q.

    

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