En principio no me hacía eco en esta bitácora de los óbitos. Empecé a hacerlo cuando eran más llamativos, o dolorosos, aunque les confieso que, para mí, en mayor o menor escala, lo son todos. Como sé que a la gente del pueblo que vive fuera le interesa conocerlos, por eso hoy les doy noticia de uno nuevo. En esta ocasión también lo hago por ser doloroso para mí, a pesar de que DIONISIO BOYANO NÚÑEZ tenía 93 años, pero fue un hombre tan cabal, tan inteligente, tan bondadoso, tan buena persona,.... .
No, no son los típicos- tópicos elogios al que se ha ido. Esta es su breve semblanza.
Con su cultura y enorme memoria, me recordaba su infancia llena de dificultades. Su padre, hombre inteligente y emprendedor, en aquellos tiempos dificiles, daba cine por el año 1923, primero que hubo en Villalpando, en la panera de "Calderón". Él recordaba los detalles: la sábana colgada en la pared, una lupa incandescente a la que había que calentar con un carburo, la cinta que creo pasaba dando a una manivela,.... .
Después sus padres cogieron una fonda en Benavente. Él quedó con sus abuelos, que eran labradores, vivían en la Calle Real, casa que la actualidad es de "Quico, el Tejero", pues había empezado el bachillerato en el Colegio de Roldán, ubicado en lo que fue el caserón de "Los Periquitos". Asistían unos cuantos muchachos y dos niñas, (¡en aquellos tiempos!), Afiloquia, que luego fue modista y Concha, creo, "hijastra" (a la que no trató como tal) del Sr. Pablo Allende
De Benavente sus padres se trasladarón a Villaquejida, donde, en sociedad con otro, su padre montó "una fábrica de luz", primera que llegó a ese pueblo.
Toda la familia, antes de la guerra, acabaron en "Los Saltos del Esla", donde Dionisio y sus hermanos, al tiempo que aprendían trabajaban en "Iberduero".. Uno llegó a ser Inspector Técnico de todas las centrales, el otro Jefe de una de las centrales importantes, ya no recuerdo si Ricobayo, Saucelle, Almendra,....
Quinto del 36, a Dionisio le pilló de pleno la guerra. Claro, sabiendo de mecánica y electricidad fue muy útil y sobre la práctica, siguió aprendiendo. Pasó las calamidades de todos y por el hospital de Valladolid.
Al acabar la guerra, con otro muchacho, intimó en las trincheras, y la venta de un camión despanzurrado al que consiguieron hacer andar, pusieron un taller de mecánica y electricidad. Montaban grupos electrógenos, para dar luz a los cines de Madrid, en los años de posguerra y restricciones eléctricas. Todo aprovechando y arreglando motores viejos. En los años 50, aquella empresa se trasladó a la Argentina de Perón, donde hasta llegarón a montar un central hidroeléctrica. Aunque él decía nosotros, la montó él, Dionisio. ¡Bueno!, ¿para qué voy a seguir?. No quiero cansar con una biografía, aunque para mí sea entrañable.
Ayer todo me lo recordaba Angelines, su segunda esposa, más joven, que tan bien le ha cuidado, cuando yo le decía: -"es una pena que hombres así se lleven para allá sus conocimientos y su bondad".
Andaría por los 80 cuando arregló, reconstruyendo, el cuadro eléctrico de las bombas de nuestro regadío. Tenía cierta complejidad: 16 Cv en total, arranque en "estrella triángulo". Lo dejó perfecto: botón para el motor sumergido de abajo, manual con una palanquita, que sacó de no sé donde, para el de arriba, los condensadores para la reactiva, ¡la leche!.
Sus restos van a reposar en el cementerio de su pueblo. Llegarán ahora, a las once.
En una de sus venidas de la Argentina, desembarcó en Vigo. Viajo en coche hasta Madrid. Al pasar por el pueblo, a las tres de la mañana, entró en la plaza. Se postró ante la hornacina. Rezó tres Avemarías y musitó: -"El patrocinio especial, que en Vos halló tierra y villa, ....... .¡Lo dejo: estoy llorando!.
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