Me lo temía. Asistí a la presentación en la biblioteca del libro "León Felipe. Un poeta en la trinchera". De tal acto fui el muñidor. El autor, Carlos Coca, con quien vengo colaborando desde hace años, informándole sobre el anarquismo en Villalpando, recurrió a mí para contactar con el director de la misma para la presentación de ese libro.
Este autor ha publicado varios libros sobre el movimiento libertario, anarquismo, CNT-FAI, en la provincia de Zamora.
En el acto glosó la biografía del poeta tabarés, hijo de Notario, encuadrándolo dentro, como entusiasta del anarquismo. "Los meses más felices de su vida fueron los vividos en Barcelona desde finales del "treinta y seis, primeros del treinta y siete", cuando se puso en práctica la sociedad anarquista en esa ciudad".
En el coloquio dejé preguntara la más leída sobre León Felipe, y alguna más. Intervengo para preguntar al presentador cómo podría organizarse una sociedad del bienestar tan compleja como la nuestra sin estados, ni leyes, ni gobiernos, ni autoridades... Sí, muy bonito: "que cada uno dé a la sociedad lo que pueda y reciba de ésta lo que necesite". Pero: ¿cómo se articula eso?: sanidad, educación, obras públicas, viviendas, pensiones, etc. etc.
La verdad es que no obtuve respuesta. Una retórica buenista y nada más.
Puede que la mitad de los escasos asistentes eran forasteros, incluido el hijo de Onofre Moreno y su compañera de Villanueva, anarquistas puros. Los calé rápido. Por eso comencé a hablar con precauciones y respeto.
Intento ser siempre un historiador objetivo y hoy, en la biblioteca, una vez más. Son momentos cruciales en que se debe conocer la reciente historia de España sin prejuicios, el domingo mantearon en una bandera republicana a un muñeco con la figura de Felipe VI, de ahí que al ver en los asistentes forasteros personas ideologizadas sectariamente, aunque sé es difícil aprendan, intenté aprovechar la ocasión para exponerles hechos tal como ocurrieron, evidencias históricas, muy relacionadas con el libro presentado y los demás de su autor. También informar a las pocas mujeres de la villa, incluida la teniente alcalde por el PP.
Había hablado el presentador de la lucha contra "el fascismo". Entonces afirmo que el anarquismo era un movimiento totalitario. Saltó la señora de Villanueva, enfadada: "que en qué me baso para afirmar eso". La respondo en telegrama: intentaron boicotear la república; no querían una república liberal burguesa, ellos estaban ya por la revolución; no participaron en las elecciones del "treinta y uno", ni en las del "treinta y tres"; ni siquiera votaron; se lo demuestro con los datos de Villalpando, en los que se ve claramente la abstención de los anarquistas.
En "el treinta y seis" tampoco participaron en el gobierno del Frente Popular, pero sí votaron, por eso la abstención en la villa disminuyó en un 20%. Después, en la guerra, llegaron a formar parte de los gobiernos Frentepopulistas.
Ya de paso, desmonto el mantra de identificar republicanismo con izquierdas. Si lo malo es la ignorancia de esta gente, desinformada por el relato "progre". Ignoran que parte muy importante del republicanismo era de derechas moderadas. Que había un partido llamado Derecha Liberal Republicana; que el lider de ese partido, don Niceto Alcalá Zamora, fue Presidente de la República desde el comienzo, salvo un lapsus cuando protestó por la persecución a la iglesia en la Constitución que redactó Azaña, hasta mayo del "treinta y seis" cuando vio que aquella república iba hacia la revolución.
Les informo de que en ese idílico anarquismo en Barcelona, hubo, dentro del bando republicano, unos días de guerra civil entre anarquistas y comunistas. Los primeros querían imponer ya la revolución, los segundos decían, primero ganar la guerra, y luego la revolución.
Y me hubiera gustado informar que los idílicos anarquistas asesinaron en Cataluña durante la guerra, a miles y miles de inocentes. Lean la novela de Mercedes Salisat, "La enfermera de Vallecas". Lean los "Cipreses creen en Dios". Lean, lean, lean...
Y me hubiera gustado informar que los anarquistas asesinaron a cuatro presidentes de Gobierno: Prim, Canovas del Castillo, José Canalejas y Eduardo Dato. Los dos últimos reformistas que hubieran, posiblemente, evitado la guerra civil.
Y me hubiera gustado informar que arrojaron una bomba en el teatro Liceo de Barcelona, otra en la procesión del Corpus, otra a la carroza real el día de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia; mató a no sé cuanta gente, incluidos los caballos de la carroza. Los reyes, rebozados en sangre, salvaron de chiripa. Pues claro que sufrieron represión. Y no paro de admitir que, en aquel momento, existían razones para profesar esas ideologías de izquierdas, colectivistas, totalitarias. Igual que admito que toda la pequeña clase media tenía razones para su ideología: "religión, patria, familia, orden, trabajo, propiedad".
Leyendo quien "Ve su villa", cuando cuento el episodio de la espera de los mineros, promovido por anarquistas, quienes obligaron a salir con escopetas a todos los cazadores furtivos, además de las pistolas que tenían los cuatro líderes, cuchillos, palos (lo tengo documentado),etc., si llegan los mineros esa noche hubiera corrido la sangre en Villalpando. Por desgracia alguna corrió, que he recordado con mucha piedad.
Mi discurso era didáctico, tenía que ver con los libros publicados por Carlos Coca, que mostraba sobre la mesa. Podría haberse abierto un coloquio interesante, como el que mantuve con el profesor Ángel Viñas en el Seminario de la UNED sobre la guerra civil, en que presenté una moción, que está publicada.
Comprendo que mis argumentos eran mucho arroz para los pollos tan indigestos allí presentes. Todos los "progres" forasteros, carecían de un argumento que oponer. Sólo estudian el catecismo del pensamiento único zapateril-sanchista. Por eso uno, indignado (yo no había levantado el tono) se levantó violento y me espetó: "Usted está tratando de imponerse", o algo así. Poderoso argumento: totalitarismo puro y duro: "Yo proclamó el libre pensamiento, pero muera quien no piense como yo pienso".
Ya llevaba un ratillo el bibliotecario haciéndome señas. ¡Pero coño!: ¿No se había abierto un coloquio sobre un libro que trataba de León Felipe, "Versos, anarquistas, en la trinchera", dentro del anarquismo?
¡Por favor!: pido divulguen que NUNCA, NADA, TRATO DE IMPONER, lo cual supone a la fuerza, con violencia. Siempre, siempre argumentos, razones... Y si reacciono contándolo es molesto por la actitud violenta, antidemocrática del asistente en cuestión.
PD.- En aras a la rigurosidad histórica, y porque es de justicia, he de citar al llamado "Ángel Rojo", Melchor Rodríguez, un anarquista madrileño quien consiguió ser Director General de Prisiones para evitar, o al menos mitigar, los miles de fusilamientos a inocentes, presos en las checas madrileñas, que los milicianos estaban perpretando: Torrejón, Paracuellos, la Almudena...
PD.- Las personas fanatizadas son ignorantes. Hay que serlo, y mucho, para ignorar que en la esencia de la anacrónica ideología anarquista está el totalitarismo. Sólo así, con un partido único, en una dictadura, se puede imponer el modelo social que los anarquistas pretendían, tal como hicieron los comunistas en la URSS.
Carlos
ResponderEliminar17 jun 2024, 23:12 (hace 11 horas)
para mí
Hola, Agapito:
Quizá hoy no has estado muy acertado, ni respetuoso en la presentación del libro, pero estás disculpado por mi parte.
He disfrutado y aprendido mucho con los asistentes en Villalpando: gente muy maja, con ganas de aprender y compartir una tarde agradable en la biblioteca. Me llevo un gran recuerdo de ellos.
Magnífica también la labor del bibliotecario, es una alegría encontrar lugares así de bellos en nuestra tierra.
Un saludo y que tengas buen día.
Agapito Modroño Alonso
10:41 (hace 5 minutos)
para Carlos
Amigo Carlos: Insisto en las razones expuestas. Era muy oportuno coloquiar sobre el anarquismo. A nadie falté al respeto, a pesar de la ignorancia demostrada por la señora de Villanueva del Campo, quien no admitía que el anarquismo fuera una doctrina totalitaria, cuando ello está en la esencia de la misma. ¿Cómo imponer su ideario, su sociedad, sin clases, ni amos si no fuere como partido único?
De los, no sé si llegaría a veinte asistentes, residentes en Villalpando eran menos de la mitad.
Si he reaccionado escribiendo en el blog ha sido porque a mí sí me faltó al respeto el señor (tú sabrás quién es) que me tapó la boca.
De todos los modos si en algo puedo ayudarte en tu investigación histórica, puedes seguir contando conmigo, teniendo siempre en cuenta mi OBJETIVIDAD como historiador. Esa objetividad tan necesaria en estos momentos de tergiversación histórica, de enfrentamiento entre españoles, con fines partidistas.
Saludos cordiales.