Publicado en La Voz de Benavente, 20 septiembre 2008.
No conocí personalmente a esta popular meretriz de mis años mozos, sino por referencias. Regentaba una de las “casas” de “la muralla” en el barrio de La Lana. Aunque íbamos con frecuencia a la capital a competiciones deportivas con la OJE, ¿cómo, siendo de la villa “Mariana”, manchar nuestros orígenes visitando esos lugares?.
En una ocasión estuvimos muchachos de toda la provincia, acampados, en tiendas de campaña, tres días, en el antiguo Pantoja. Los de Benavente, por la noche, capitaneados por quién, ya por entonces, en su perilla, aspecto ascético y aptitudes pictóricas, demostraba indicios de bohemia, saltaron la tapia .
Pues, en aquellos tiempos, si alguien hubiera visto a “La Pura”, ( a quién otro del pueblo, medio tonto, trataba de usted, y le decía, al dirigirse a ella: - “señá puta, ¿cuánto cobra”?) apoyá en el quicio de la mancebía”, ensalzando la doncellez de “María Goretti”, hubiera sentido la misma perplejidad que servidor esta mañana, escuchando la radio.
Iba al melonar en la furgoneta. Sintonicé una emisora provincial, la única que se oía. Un comentarista idem, con voz meliflua y quejumbrosa se quejaba de la soledad en que quedan los pueblos al llegar el mes de septiembre.
Desgranaba una serie de manidas obviedades: “que no quedan niños”, “que las antiguas escuelas se han convertido en el teleclub de jubilados”, “que los políticos sólo los visitan en campaña electoral o para presidir procesiones y banquetes el día de la fiesta”.”que los cerealistas, jubilados y terratenientes, recogida la cosecha en cuatro días, han regresado a la capital”, “que volverán otros cuatro en la sementera y otro para solicitar la PAC”, todo lo cual le causaba mucha tristeza.
Medio reconocí su voz. Me lo confirmó la locutora al leer el nombre del susodicho comentarista. Mi primera reacción fue: ¡Será geta!
Es de pueblo de la comarca. A trompicones obtuvo una licenciatura, que le sirvió para enchufarse en la capital. Podría muy bien vivir en el pueblo labrando las tierras de la familia. Poseen un regular patrimonio, que han ido aumentando a base de “cazar primas”, de lo que es experto: las del lino que nunca segaron, del girasol, sin coger una pipa, de forestaciones, sin plantar un pino.,...
“No quedan niños” en los pueblos, pero los suyos irán a un colegio privado de la capital.
“Que los políticos.....”. Y él fue político cunero, aunque de ese momio, al no conseguir ser Diputado Provincial, poco chupó. Ahora, cuando le han “dao la patada”, se mete con los políticos.
Contribuye al despoblamiento rural, a que no se fijen algunas familias jóvenes en los pueblos para no dejarlos morir del todo, la nefasta política agraria de la UE. Si sus ayudas, las de la famosa PAC, fueran, en exclusiva, para los que siembran, ordeñan y viven en los pueblos, si se acabara con lo del trapicheo de la compra-venta de los “Derechos de Pago Único”,¡otro gallo nos cantara!.
Igual lo de forestación de tierras agrícolas: se lo mandan hacer a una empresa, que no deja ni un salario en el pueblo, y ellos a poner el cazo de las primas compensatorias. Como el negocio es rentable, han comprado de esas pobres tierras lejanas, triplicando el precio de mercado.
Y, a base de ese dinero que debiera ser para los campesinos, viven con holganza en la capital. ¡Y se duelen de la despoblación rural!.
Vivimos tiempos de hipocresía e incoherencias: ecologistas, consumistas; socialistas, especuladores; ruralistas, urbanitas.
No sé si por admirar a Larra, a Quevedo, a Unamuno,... o porque me parieron así, ciertas actitudes, del “no es lo mismo predicar que dar trigo”, me revuelven el estómago. ¡Menos mal a la “Sal de Frutas Heno” de “La Voz”!.
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