MADRE CORAJE (II).
Cres aguantó en Cerecinos hasta que encontraron a otra interna que cuidara a “Don Julio”. Estuvo con ella una semana, para ponerla al corriente del trato al anciano.
Entre tanto ya había conseguido traer a su hijo y alquilado casa en Villalpando para él y Carolina. Por ello, teniendo donde cobijarse, se vino para acá.
Las sesiones de “quimio”, en el mes de julio, se le hicieron más soportables, no eran de la máxima intensidad, conservó su pelo, pero, sobre todo contó con una ayuda inestimable: la de Conchi. En esos dos meses de verano la ayudó en la limpieza del bar y en la cocina, con toda la tralla de las fiestas agosteñas. La compenetración entre ambas es total. Han cogido una amistad tan grande como si fueran hermanas bien avenidas.
Durante septiembre-octubre habían de ponerle 30 sesiones de radioterapia. Se buscó cuidar a un anciano en Zamora para solucionar su estancia y ganar un sueldo.
Cuando en el mes de junio Carolina volvió con los papeles arreglados a por el visado, llevó fotos y contó de esta “jauja”, Silvana decidió también venir, buscando un futuro mejor para ella y su niñita, a quien su abuela no conocía.
Llegaron el dos de noviembre. El 14 empezó a trabajar en “La Cañada Real”. Ese mismo día, Enrique presentó en Extranjería la “Oferta de Trabajo” y la “Solicitud de Residencia”, con el resto de papeles de la empresa.
A Silvana le parecía estar viviendo un sueño. Viniendo de un mundo tan hostil encontrarse acá con un trabajo agradable, remunerado, con buen horario,.....; pero sobre todo ese ambiente de compañerismo, de acogida, estando todos pendientes de ella, en el que la jefa, María, es una compañera más, en que la llevan y traen, “suben y bajan”, como ellos dicen, Merce que cambia su horario para hacerlo coincidir y poder transportarla, Natalia, Bárbara que le dan su amistad, le hacen regalos, la sacan por ahí,....
Pero ese sueño tenía una pesadilla: ¡los papeles!. Se ha puesto muy difícil. Han recibido orden de Madrid de cerrar la mano a los permisos de Residencia. Nos ha costado “Dios y Ayuda”. Ni sé las veces que he pasado por Extranjería. La ayuda de Luis Garea ha sido importante. Y de Enrique, ¡ni les cuento!. Después de los primeros papeles le pidieron ni sé cuántos más, ¡bueno: sí lo sé, pues fui el intermediario!. ¡La leche!.
A estas horas, 9 de la mañana, 31 de enero, estará a punto de aterrizar en el aeropuerto de Buenos Aires. La mañana del 29 fue de angustia. Tenía que tomar el avión a las 22 del día 30. Regresamos de Zamora sin la certeza de que le concedieran la autorización, venidos nosotros, Enrique, in extremis, había presentado un liosísimo papel, para el que hicieron falta no sé cuántos más, pues estaban en un plan de poner obstáculos insalvables.
A las cuatro me llamó María: -"¡Que ya está arreglado el papel de Silvana! (Permiso de Residencia con el que viaja a Buenos Aires, para que allá, en el Consulado Español le extiendan el visado y regresar ya legal). Mañana, (o sea, ayer día 30) tiene que ir Enrique a buscarlo y pagar la tasa".
Fui a compartir la alegría con Silvana, con Cres y con Maire “Pelusillo”. Ayer, 30, a las doce, dos horas antes de coger el coche para ir a Barajas, llegó “el papel” a su mano.
Comprenderán la alegría me produjo la llamada de María. Comprenderán la alegría de todos los que hemos estado en el ajo. Comprenderán haga elogios de tan buena gente como queda en este pueblo: los del bar Ideal, Cañada Real, Garea,... .
De la Nena, mi chifladura, un alegato vivo contra el aborto, escribí, en nov. en artículo en La Voz, que ahora transcribo.
Tendré que despedirme por unos días, temo saturar a los visitantes. ¡Si es que me pongo a cascar...!.
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